Dicen que con la edad uno se vuelve menos radical, se relativiza todo, se pierde la rebeldía. Quizá, como en muchas cosas, yo voy a contracorriente y mi proceso parece ser el contrario. Lo relativo se suele aplicar a situaciones pero no a conceptos ni forma de ver las cosas. Uno puede tratar las situaciones con relatividad pero bajo parámetros coherentes, es decir, absolutos en el sentido menos radical de la palabra. Antes era idealista con tendencia a lo iluso. Todo esto viene al hilo, como tantas reflexiones mías, de una o varias noticias aparentemente inconexas pero que motivan análisis conjuntos. En este caso me refiero al independentismo y el proceso soberanista catalán, que llena los medios de comunicación y las tertulias, y a una noticia-entrevista que he leído recientemente de una de las mujeres más ricas de España (la mayor entre los menores de 30 años y entre los no herederos de fortuna) gracias a que ganó hace unos años el mayor premio de lotería de la historia.