Ríos de tinta y de bits. Las redes sociales para algo más que fomentar el narcisismo. Por fin hemos entrado en una nueva fase de esta crisis sistémica, la de la indignación y la acción a través del movimiento Democracia Real Ya, reflejo de una revolución que ya se afianzó como la de Internet. No lo esperaba, al menos tan pronto. Al margen de las sospechas conspirativas de los medios de comunicación de la derecha (que por cierto suelo seguir porque hay que informarse desde la pluralidad y no desde una ideologización sectaria, además de tener a veces hasta razón, no en este caso) creo firmemente en la veracidad de sus intenciones.



La única manera de convertir los anhelos en logros pasa siempre por la lucha individual o grupal. En este caso acabar con tantos atropellos y abusos depende de uno mismo pero también de la unión. El verse rodeado estos días de tanta y tan variada gente te cambia el chip, te empuja a la ilusión pero también a ciertos miedos:


la ilusión de que otro mundo es posible;
la ilusión de que por fin se pongan los pilares hacia un cambio de verdad;
la ilusión de que las propuestas que se están debatiendo estos días (cambio de la Ley Electoral, del sistema financiero, del inmobiliario, de la educación...) se vayan haciendo realidad.


Pero también:


el miedo a que esto quede en agua de borrajas, a que no vaya más;
el miedo a que al final los protagonistas sean como casi siempre las facciones más radicales de la sociedad, los que en realidad sólo buscan dinamitar algo sin construir nada;
el miedo a que, consiguiéndose cambios en el futuro, sólo signifiquen pequeños logros que no servirán para cambiar el sistema desde los cimientos, como hace falta, y que mientras lo que se haga mal o bien sea de "izquierdas" nos valga.


Hablando estos días en Sol con gente, sobre todo jóvenes universitarios, coincidíamos en la mayoría de las ideas pero ¿y en cómo lograrlas? Las utopías son posibles pero desde el sacrificio y desde la implicación primero personal y luego de grupo. Me comentaba uno de estos universitarios, estudiante de Filosofía, que la base de todo es que cambien las personas. Así es: cada una de las propuestas que están saliendo a la luz son lógicas y necesarias pero implican una hoja de ruta, un trabajo que nada tiene que ver con sentarse en corrillo delante de una cerveza y un porro.


Pero no seamos demasiado críticos cuando esto acaba de empezar. Esperemos acontecimientos y confiemos en que por una vez algo cristalice en hechos concretos y eficaces, en caminos asfaltados hacia una sociedad más justa, lógica y eficaz, libre de privilegios, de derechos por decreto y no adquiridos por mérito, de recursos y tecnología malgastada. En este sentido espero encontrarme en Sol con compañeros del Movimiento Zeitgeist, del que recientemente formo parte y que están asistiendo asiduamente a esta acampada, y debatir sobre ello. Y es que para mí y para plataformas como ésta lo que está ocurriendo sería sólo la fase cero de un proceso largo hacia una verdadera sociedad avanzada. Pero esa es otra historia con capítulos por escribir aún en este humilde blog.


Lunes, 23 de Mayo de 2011. Las elecciones autonómicas y municipales habrán pasado. A pesar de todo sabemos que el bipartidismo, las dos caras de una misma moneda, se habrán repartido de nuevo el pastel en forma de piel de toro. Ninguna de las propuestas colgadas de hilos y escritas en papeles y cartones habrán sido implementadas, ni siquiera tenidas en cuenta aún. Todos los elegidos por los millones de votantes que siguen con su aborregada y/o acomodada vida tomaran sus cargos. Los bancos seguirán a lo suyo, los especuladores también, y los hijos de, los sobrinos de... Vale. Será así. Pero si lo que estamos viviendo estos días no se apaga, si se sigue avanzando, al menos empezarán a dormir peor. Porque afortunada o desgraciadamente tenemos algo a favor, jugamos con una "ventaja": que el sistema, como rezan uno de los carteles de Sol, está herido de muerte y que cuando eso ocurre, sólo hay una solución.
Erase una vez un lugar llamado Tierra donde la verdad y la mentira, lo verdadero y lo falso dependía del grado de manipulación. Siglos de lucha por libertades y sistemas democráticos que traían consigo entre otras cosas la supuesta libertad de una prensa separada del poder y de cualquier interés político o económico.

Portada del libro

Todo parecía encajar. Más población educada, en un ambiente de libertad, con muchos medios donde informarse, donde elegir. La tendencia parecía inevitable hacia una sociedad mejor y más justa, pero hete aquí que ocurrió lo contrario; ¿sería intencionado o se encontraron con la sorpresa de que más libertad, ciencia, tecnología, medios de información, no civilizaron a la población sino que la aborregaron más que cualquier religión, sometimiento o privación?

Asistimos estos días a una historia más, a una "información" bien novelada o no, porque estamos ya en la fase final, el estado de control absoluto, aquel que no necesita de un sistema dictatorial o de un chantaje concreto, ni siquiera de disimulo o de sentido del ridículo. Al vulgo nada le indigesta porque está colmado de pan y circo. Como la radioactividad ni se huele ni se siente pero se sabe el efecto irreversible que tendrá.

Todo lo creemos, nada cuestionamos. Nos han hecho a imagen y semejanza de nuestros supuestos garantes de libertades y derechos. La mejor forma de control es no tener que controlar, la mejor forma de dominar es hacer que el dominado se sienta libre. En la película 'El puente sobre el Río Kwai' los prisioneros no tenían celdas ni muros porque alrededor sólo había una selva impenetrable de la que no se salía vivo, era inútil huir. 

Conductismo, condicionamiento operante, neurolingüística..., no, no son leyendas o instrumentos pro-conspiranoicos, son realidades. Sin embargo hoy en día ni eso es ya necesario, basta con unas sencillas técnicas de contar cuentos para que el niño-ciudadano se duerma y sueñe con el limbo en el que ya vive. Se llama 'storytelling' y Christian Salmon lo desgrana perfectamente en su libro homónimo.




Los grandes medios de comunicación en la mayoría de las ocasiones no son sino transmisores de los intereses de gobiernos y corporaciones, el gabinete de prensa general. El no publicar antes de comprobar las fuentes o el uso de condicionales son cosas del periodismo nostálgico. Los hechos nos son dados, no demostrados; las pruebas se crean, no se dan. Nuestra reacción no es cuestionarlos sino aceptarlos y consumirlos como si de ropa o comida se tratase.

Noam Chomsky, uno de los grandes pensadores y activistas de nuestro tiempo, sintetiza de manera magistralo los diez mandamientos de la manipulación de masas:

1. La estrategia de la distracción.
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones.
3. La estrategia de la gradualidad.
4. La estrategia de diferir.
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
9. Reforzar la autoculpabilidad.
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.

En el planeta Tierra del siglo XXI vivían más hombres en supuesta democracia y libertad que en toda su historia; tenían al alcance el mundo entero a través de innumerables canales de televisión y radio, de cientos de periódicos y revistas y sobre todo de Internet. Estudiaban, consumían, viajaban, se relacionaban, intercambiaban información e incluso eran transmisores de esa información gracias a las redes sociales. Todos eran actores y espectadores al mismo tiempo, sujetos y notarios de la realidad. Sin embargo, como la densa niebla, traicionera, tramposa, sabías en todo momento donde estaba pero no te dejaba ver más allá, el árbol pero no el bosque. 

Colorín colorado...