Despedimos el 2010 en apenas unas horas y en un ejercicio de originalidad toca hacer balance y al mismo tiempo vislumbrar lo que nos deparará el 2011 y qué hacer para evitarlo...

No sólo se nos va un año sino una década: la primera de un siglo que auguraba grandes cosas y que poco a poco está tornando en una época oscura que probablemente marcará un punto de inflexión en el devenir humano. La incógnita es si será un punto de impulso o de retroceso.

2010 pasaría a la historia como un año de crisis si no fuera porque el año anterior también lo fue, y es más, el que casi abrazamos ya va camino de lo mismo. Apenas nos damos cuenta de que nos hemos acostumbrado a esta situación a tenor de la escasa o casi nula respuesta de la opinión pública, más allá de los cauces y tonos habituales. Las crisis sistémicas, como es ésta que nos ocupa, no son "baches" que se sortean o se pasan por encima y listo. Son el final de un camino que te obliga a saltar al vacío o dar la vuelta. ¿Qué haremos?...

Por ahora parece que esperar, tanto víctimas como verdugos. Una guerra fría que cada vez se calienta más; un modelo que parecía insumergible pero que se ha topado con un iceberg que sólo muestra por encima de la superficie una parte de todo su volumen.

El 2010 no ha hecho sino confirmar un secreto a voces. En vez de abandonar el barco para salvarnos seguimos achicando el agua. Los errores y abusos de unos pocos lo pagan los demás y sin rechistar por ahora: impuestos, recortes, jubilación más tardía, economías intervenidas, llamamiento a "arrimar el hombro". La tripulación y los camarotes de primera quieren salvar el culo a costa del pasaje de segunda y tercera. Todavía creen que la nave es salvable y lo que es peor, los que van a ser sacrificados también.

Muchos analistas ya advierten de que el proceso sigue su curso, imparable, y que tarde o temprano hasta los más dóciles darán un golpe en la mesa y se echarán a la calle (está ocurriendo ya en Reino Unido, Francia o Italia pero aún son sólo ligeros arañazos). No obstante, a tenor de lo que se ve tecleando "lo que nos depara 2011" en Google, no parece haber demasiada preocupación: tendencias de moda, horóscopos chinos, novedades en consolas y series de televisión...

Todo apunta a que 2011 será más de lo mismo. El proceso es lento pero seguro, acostumbrándote poco a poco a algo que anteriormente no veías normal. Ninguna hecatombe se cierne sobre nosotros y como los hidalgos de las novelas de caballería podemos seguir alzando nuestro porte obviando cualquier atisbo de decadencia.

En definitiva, un sistema que toca a su fin, pero ¿en todo el planeta? Hay una denominación llamada BRIC, que engloba a casi la mitad de la población mundial (Brasil, Rusia, India y China) a los que les ha llegado su momento tras una "era europea" que ha dominado el devenir mundial desde el Imperio Romano. Que sea un sistema imperfecto no significa que sea malo, al menos para crecer sin pensar en el mañana. Nosotros lo hicimos; ellos reclaman ahora su derecho y lo están haciendo con ahínco y esmero.

El mundo occidental, o mejor dicho el europeo, ya que los principales países desarrollados fuera de Europa no son otra cosa que antiguas colonias, sigue por tanto sirviendo de modelo. No obstante ya no seremos los protagonistas. Mientras vemos prosperar a los otrora parias nos consolaremos viendo que nuestro modelo aún está vivo. Lo malo es que es insostenible para todo el planeta. Es un juego en el que para que uno gane el otro debe perder... Las cumbres climáticas no hacen sino confirmarlo.

¿Será demasiado tarde para rectificar? No, sólo habría que modificar unas pocas cosillas sin importancia, a lo que no parecen estar dispuestos ni nuestros políticos ni nosotros mismos:

1º Un radical cambio de modelo educativo: una sociedad sin la adecuada educación tiene un cáncer terminal. Sin la base educativa no hay posibilidad ni de plantearse el resto. Con ella, se podría abordar

2º un no menos radical cambio de modelo político, basado en el gobierno de los mejores. Conseguido el marco político se podría abordar

3º una limpia total de la corrupción, estupidez e ineficacia en todos los órdenes (legistlativo, judicial, social...). Conseguido esto se podría abordar al fin

4º la instauración de un sistema basado en la justicia, la efectividad tecnológica y la realización humana.

No es tan difícil. Sólo habría que dejar de inyectar pasividad en vena y liquidez a bancos y Freddie Maes de turno.

La encrucijada está servida. Las murallas están asaltadas mientras seguimos tomando el té en nuestros aposentos.

Pero dejemos ya el 2010. Miremos al futuro y como apuntaba al principio hablaría de lo que nos puede deparar el 2011: será mucho más breve porque me temo que más de lo mismo. No obstante querer es poder y aunque predique en el desierto quiero empezar el nuevo año quedándome a gusto, así que ahí van mis recomendaciones para capear el temporal, prepararse para el futuro y de paso ser más feliz incluso:

- No te importe el qué dirán ni hagas caso a lo que dice y hace la mayoría. Rema contracorriente y acertarás.

- Trabaja para vivir y no vivas para trabajar. Intenta trabajar en lo que te gusta y si no lo sabes prepárate bien, especialízate o emprende. En cualquiera de los casos, se acabó el estado de bienestar, amigo.

- Huye del crédito y si tienes alguno deshazte de él, especialmente hipotecas. Paga sólo por lo necesario y al contado. Y es que más te valdrá tener movilidad porque te dará la libertad para decidir cómo y dónde vivir, sin depender de un guión establecido que luego puede no ser la última versión.

- Convierte todo lo que puedas en activos, en dinero contante y sonante. ¿Para qué quieres la casa llena de aparatos, dvds, cds, ropa de marca, etc?. Todo está digitalizado y gratis sin ni siquiera tener que descargártelo ilegalmente. No te lo doy mascado, está todo en internet. Encima la revolución cibernética y la propia crisis ha traído toda una oferta outlet, de segunda mano e incluso trueque. ¿Y qué pasa con los que venden, con la oferta, con la vieja regla de fomentar el consumo? Si es que aún no lo ves...

- Vive en definitiva dentro de tus posibilidades. No significa malvivir, al contrario: con los puntos anteriores habrás conseguido el efectivo y la forma de vida adecuada para disfrutar de verdad de las pequeñas grandes cosas, prosperar de verdad y quitarte preocupaciones.

- Enseña a tu familia y allegados estas pautas y poco a poco se logrará un cambio paulatino desde abajo. Si no quieren, no hace falta romper con ellos pero mantén las distancias.

Con todas estas decisiones ya verás como tendrás más tiempo libre, dinero y en el peor de los casos armas para capear el temporal. Vamos, que serás más feliz aunque te dé miedo serlo o pienses que no te lo puedes permitir; de paso pondrás tu granito de arena para que esto empiece a carburar como es debido.

Pueden parecer pautas de locos y desde luego lo son si lo enmarcamos en la coyuntura que hemos vivido desde la Revolución Industrial. Pero el juego ha cambiado y con ello las reglas y las fichas. Bueno, llamadme aguafiestas, aunque creo que ya sería un logro tal denominación en vez de la total indiferencia. Por mi parte ya me estoy aplicando el cuento.

2010 nos abandona y tanto los que ganan en esta timba planetaria como los que pierden o sobreviven, por causas muy distintas, le despedirán con alivio. El 2011 podrá ser mejor o peor pero nunca bueno porque en el peor de los casos todo seguirá igual, esperando una lenta decadencia, y en el mejor la sociedad despertará y se dará cuenta de lo que hay que acometer; entonces el 2010 nos habrá parecido un paraíso.

¿Despertamos?...

Ah, Feliz 2011.
Esta semana se reunieron en Caixa Fórum Madrid varios periodistas para hablar del fenómeno Wikileaks. Entre ellos estaba Javier Moreno, director de El País, el único rotativo español que posee la exclusividad de los documentos filtrados a la web fundada por Julian Assange; los otros afortunados medios son The Guardian (Reino Unido), New York Times (Estados Unidos), Le Monde (Francia) y Der Spiegel (Alemania).



El evento reflejó perfectamente la situación creada y los diferentes posicionamientos y actitudes. Un debate que prometía ser un máster en periodismo comprometido y comprometedor acabó siendo un ejercicio de autobombo, displicencia y cautela. Los periodistas congregados hicieron de políticos y el público asistente de periodistas más que vehementes. Tanto que algunas de las punzantes preguntas quedaron sin respuesta ante la pasividad de los ponentes.

No obstante sí reconocieron que Assange ha revolucionado el panorama informativo, con toda la carga de responsabilidad que ello conlleva. Reconocieron incluso que "es una vergüenza para la prensa que Wikileaks desde su fundación en 2006 haya sacado a la luz más exclusivas que todos los medios juntos en los últimos treinta años". Es más, reconocieron también que el periodismo debe de volver a ser "menos negocio y más servicio público". Bellas palabras que a lo largo de la charla se las llevó el viento.

Nos enteramos para empezar que El País, al igual que Le Monde, no fueron elegidos en principio para la gloria. Javier Moreno admitió que fueron ellos los que buscaron a Wikileaks y que tras unas conversaciones llegaron al acuerdo de fijar una agenda de publicación de parte de los 250.000 documentos que componen los Papeles del Departamento de Estado. Ha sido la última filtración de una sociedad que acumula ya 1,2 millones de documentos comprometedores, desde un manual de procedimiento militar de la base de Guantámo hasta fotos y correos personales de Sarah Palin. Sus fuentes: al parecer mayoritariamente funcionarios, militares y empleados.

Pero esto no es nuevo en realidad. Wikileaks lleva dando guerra desde 2007. Los Papeles del Departamento de Estado es el último pero más mediático misil a la línea de flotación diplomática y política. Su objetivo y misión son claros: todos los secretos, a todo el mundo.

Con todos estos antecedentes es hasta cierto punto lógico el revuelo provocado y la ilusión generada, máxime en estos tiempos convulsos y de cambio. Para muchos era la "revelación" esperada y Julian Assange el mesías largo tiempo anhelado. En parte se respiraba ese ambiente en Caixa Fórum y las incisivas preguntas lanzadas por alguno de los asistentes no hicieron sino confirmar esa impresión. La gente ve en este renacimiento del periodismo de investigación una vasta trinchera desde donde lanzar una ofensiva que pocos en realidad sabrían por qué, cómo y dónde iniciarla. Somos hijos de una época acomodada y protagonistas de otra diametralmente opuesta. Queremos cambios pero desde nuestro sofá y con una buena conexión de ADSL. ¿Será Julian Assange el camino o sólo un punto de partida a seguir? El tiempo lo dirá.

Mientras tanto a un lado unos medios de comunicación y unos periodistas contentos pero cautos, señal muy elocuente de la fe en las ventas y de la incertidumbre en las consecuencias. Tanto que el director de El País llegó a afirmar que en toda esa maraña de documentos oficiales y secretos no íbamos a encontrar grandes pelotazos informativos y que de hecho lo más significativo ya había sido publicado. Al otro lado los gobiernos y grandes corporaciones esperando que pase esta tormenta y la opinión pública esperando todo lo contrario. ¿Hacia qué lado basculará la prensa? Su "nadar y guardar la ropa" e incluso sus atronadores silencios durante el turno de preguntas me hace sospechar...

La crisis económica sistémica que padecemos necesita proyectos como Wikileaks y personas como Julian Assange o quizá sean sólo fruto de la propia crisis. No lo creo. El propio Assange ha reconocido que el objetivo final de esta cruzada no es en sí la revelación de secretos sino conseguir a largo plazo "un cambio radical y generalizado en la sociedad". A través de esta transparencia informativa pretende trasformarlo todo desde arriba. El secretismo es la base de la dominación y la corrupción, convirtiéndose en el buque insignia de la acción política (en Estados Unidos se generan diariamente veinte millones de documentos secretos, como señaló uno de los contertulios). Los intereses geoestratégicos, energéticos y económicos sientan a la mesa a los gobiernos y corporaciones más poderosos. El banquete es diario.

Las cartas están sobre la mesa. La partida ya ha empezado y son varios los jugadores. Estamos en el principio y no sabemos aún quién tiene las mejores cartas o si hay ases guardados en la manga. Por ahora Assange ha podido superar el momento crítico de su encarcelamiento, ha conseguido zafarse de una melé creada sin disimulo para cercenar el alma de Wikileaks y desviar la atención. Un clásico. Una jugada tantas veces vista, con cartas simples pero eficaces. El poder no tiene imaginación porque no le hace falta, tienen el poder. Ahora está por ver si Julian Assange, sus colaboradores, donantes y simpatizantes (algunos de ellos artífices directos de su liberación con el pago de la fianza) tienen la capacidad e intención de continuar con el órdago.

Las premisas son alentadoras, no ya para seguir disfrutando de ese periodismo cada vez más en desuso y que seguirá alimentando en los próximos meses más o menos sesudos debates. Lo que falta ahora es una implicación social: los documentos están ahí, tú eliges si los lees mascados o te conviertes en uno más de los periodistas que están desgranando cada documento, sacas tus conclusiones, te quitas el polvo acumulado y te unes a en mi opinión el tan necesario objetivo de cambiar radicalmente la sociedad como pretende Assange.

Con sus luces y sus sombras el alma mater de Wikileaks se ha postulado como el primero que da un golpe en la mesa de la crisis y muestra una forma de acción para alcanzar un fin; alguien que propone algo dando las bases, proporcionando material e indicando un camino a seguir; alguien que está sacando partido de una nueva forma de rebeldía, hecha de unos y ceros, que nos está invitando a usar la revolución tecnológica que estamos viviendo para hacer algo útil, para volver a la senda del compromiso y evitar la paulatina narcotización social. Veremos si el medio cibernético es ese gran aliado o se convierte con el tiempo en tormenta que haga naufragar el proyecto. Puede ser la llave que abra el resto de puertas o la maza que las tire abajo. El factor tiempo y el factor humano dirá. La conferencia de Caixa Fórum decepcionó y la decepción es una de las semillas de la acción.

Mientras, los que sí están haciendo su trabajo son los servidores operando desde un búnker antinuclear de Estocolmo. La verdad saliendo a la superficie. Da para muchas metáforas y literatura, para muchos titulares y curiosidades. Espero fervientemente que no quede todo en eso. Espero que la pluma gane a la espada.