Hay un espléndido anuncio de una conocida marca de bebidas con gas donde se afirma que el ser humano es extraordinario. Y desde luego que lo es pero la mayoría de las veces por el lado malo. La Ley Antitabaco es sólo un ejemplo más de los curiosos comportamientos y usos sociales que un servidor sigue sin entender.

Pequé una vez más de inocente o quizá las proyecciones de futuro no son lo mío; en cualquiera de los casos no pensaba que esta ley traería tanta cola, que como siempre será para nada, fuegos de artificio que reflejan perfectamente las costumbres de nuestro país.

Como en casi todo no me decanto por uno u otro lado, sobre todo teniendo en cuenta que unos y otros cometen las clásicas contradicciones. Como no fumador huelga decir lo que me parece la ley: años y años aguantando no ya el desagradable olor en la ropa o la sequedad de ojos y garganta, sino sobre todo la ignominia de tener que sufrir quizá en el futuro posibles secuelas en la salud o la poco valorada duración vital que por supuesto nunca podrás demostrar que tengan su origen en la libertad intoxicadora.

Sin embargo las cosas podrían haber sido más fáciles desde un principio o al menos serlo ahora, aprovechando la ley. Si el tabaco es legal y el Estado se lleva una buena tajada en impuestos ¿por qué no se ha permitido que existan bares, cafeterías, pubs o discotecas para fumadores y que cada uno decida o consensúe dónde ir.? Si se trata de libertad ¿por qué usarla siempre de manera tan absoluta y pasar del todo a nada de un plumazo? ¿Por qué somos tan torpes y provocamos tamañas incongruencias y consecuencias negativas?

Una vez más el uso y abuso de la libertad vuelve a la palestra y una vez más los ya clásicos males de la sociedad española vuelven al debate: insumisión, delación, conformismo:

- Los insumisos hosteleros están intentando burlar la ley creando sociedades gastronómicas, clubs de fumadores y similares triquiñuelas, cuando no directamente permitir fumar en sus establecimientos para evitar unas pérdidas que ya daban por sentadas apenas 48 horas después de entrar en vigor la ley. Como siempre son los responsables directos los que tienen que dar un paso hacia delante y no los usuarios, que como corderillos cumplen los preceptos legales hasta en el bar más recóndito del pueblo más perdido.

- Los españoles tenemos una escala de valores muy particular: podemos ser los más descerebrados, maleducados o malvados pero nunca nos podrán tachar de chivatos; nos metemos en la vida de los demás, la crítica y la envidia es el deporte nacional pero eso sí, jamás delatarás a otro que está incumpliendo una ley que encima favorece la salud pública y menos aún apoyarás a uno que practique tal delación. Podría parecerme muy loable la postura si no fuera porque sólo lo aplicamos cuando nos interesa.

- En cuanto al lado conformista del asunto, aquellos que no han chistado ni antes ni después, aquellos que cumplen todas las leyes a rajatabla aunque les perjudique o piensen que son injustas no merecen mayor comentario. El que por nada lucha y ante nada se planta...

Veamos entonces:

- durante años los no fumadores hemos callado y aguantado estoicamente los malos humos de los demás pero ahora que tenemos la sartén por el mango estaría feo señalar al prójimo;

- un prójimo que no contento con habernos intoxicado gratuitamente de la mañana a la noche ahora quiere rizar el rizo y demostrar que el mito Humphrey Bogart sigue vigente. No obstante la rebeldía al menos denota acción pero está siendo minoritaria porque

- tanto los hosteleros como los parroquianos fumadores son una muestra palpable de lo bien aleccionados que estamos ante los vaivenes de los gobiernos y los pocos que al menos se revuelven contra la autoridad lo hacen de manera improvisada o pueril, sin informarse de que por ejemplo en los países con una ley antitabaco similar a la nuestra no han sufrido grandes variaciones tanto en la concurrencia de público como en las ventas (en algunos casos como en Italia aumentaron).

Esto es lo que hay cuando conceptos tan elevados como libertad, implicación o coherencia se usan de manera torpe, torticera o simplemente aleatoria:

- Liberad total antes de la ley para quien quería quitarse años de vida o directamente buscar una muerte cancerígena o cardiovascular pudiera además compartir tamaña estupidez con inocentes. Hasta el 1 de enero de este año no teníamos los no fumadores la libertad de cuidar nuestros pulmones y a partir del 2 de enero los fumadores no tienen la liberad de tener un espacio cerrado para dar rienda suelta a sus pretensiones pseudo-suicidas con un vicio que es tan legal como meterse diez copas. ¿Alguien lo entiende?

- Hasta el 1 de enero de este año nadie se lanzó jamás a la calle para protestar por los privilegios de los fumadores, como tampoco nadie antes protestó cuando, lo que era más grave, también se podía fumar en aviones, oficinas u hospitales. Miles de personas pasivas en ambos sentidos padecieron enfermedades, secuelas y hasta la muerte por no quejarse. Podías elegir al menos entrar o no en un bar, restaurante o discoteca llena de humo pero no podías elegir no ir a la oficina, no volar a tu destino o no acudir al centro médico. A partir del 2 de enero los no fumadores tenemos la potestad y el deber de denunciar a quien no cumpla pero no la libertad de hacerlo ante las chorradas bien aprendidas en el colegio y los traumas bien interiorizados del pasado. ¿Dónde está la lógica y equidad?

Hasta el 1 de enero de 2011 éramos incoherentes, influenciables y cobardes; desde el 2 de enero de 2011 seguimos siendo los mismos y lo seguiremos siéndolo mientras sigamos usando mal el concepto de libertad, de justicia y de respeto. Es mejor aplicar los términos de manera absoluta porque es más fácil para todos, más políticamente correcto; nos permite no tenernos que cuestionar el concepto mismo que aplicamos y poder dar la vuelta a los argumentos según sople el viento o se adapte a nuestros intereses.

Son fuerzas tan poderosas que nos hacen sacrificar bienestar, años de vida, valores personales, objetivos y anhelos. Podemos tirar el dado a nuestro antojo, las veces que queramos, pero parece que está trucado.