Visiones catódicas
Ya sé que está muy visto hablar de la "telebasura", pero si no lo digo reviento. ¿Que qué hacía viendo la tele? Pues que hoy Morfeo no me ha invitado a la siesta.
La gente sigue alimentándose de la telebasura y claro, a "ésta" no le queda otra que acceder a las demandas de una masa embrutecida. La eterna cuestión, el huevo o la gallina. La libertad de expresión es también la libertad para usar la demagogia y unas técnicas de persuasión que harían palidecer al mismísimo Goebbels. No pretenden educar a la audiencia ni crear un espíritu crítico, sino influir y dirigir a la masa a través de la creación de un mundo imaginario, un matrix catódico donde cada día se sumergen millones de personas ya de por sí aborregadas por el entorno. Lo subliminal como sublime, lo vulgar como espectáculo, lo antiético como estético. Si los ciudadanos tienen los políticos que se merecen, no digamos nada de la "tele".
¿Prevenir o curar? Es indudable que la propia tecnología que defendemos ha creado una tupida red de formas de comunicación, plataformas y formatos. Gracias a Guttemberg no podemos volver atrás, pero sí dar un paso adelante valiente.
Ahí dejo la cuestión y el debate: ¿Qué futuro le espera a la televisión? ¿Debería haber un control? Premio para el que no use "libertad de expresión" en su argumentación, eso es lo fácil.