Fin de fiesta
Como cada día sigo ojeando la actualidad económica: cifras de paro en EE.UU., aumento de su deuda, Portugal y Grecia al borde de la quiebra, España e Italia en el punto de mira... Si os fijáis hasta los más optimistas, los que creían que esto iba a pasar y que era una crisis más se han acostumbrado ya a este estado de estable inestabilidad, de progresiva decadencia. Por supuesto no estamos en 1929 y a lo largo de la segunda mitad del siglo XX se creó para bien o para mal un sistema al que aún podemos agarrarnos aunque sea mirando de reojo al precipicio.
En la película Titanic el protagonista, Leonardo Di Caprio, encaramado a la popa del mastodóntico barco, ya a punto de hundirse por completo, expresaba lo que era ya inevitable: "Esto se acaba". Por otro lado un alivio, porque la peli duraba casi tres horas.
Pocas películas son tan perfectamente extrapolables a lo que estamos viviendo: el que no haya conseguido un bote salvavidas estará abocado al ahogamiento rápido o a la congelación más lenta en sus heladas aguas. Lo malo es que los botes están ocupados por la clase alta (aunque, justicia divina, muchos también perecieron porque no había lugar para todos). El trasatlántico era un perfecto reflejo de la sociedad que le vio nacer, con sus estrictas divisiones sociales. Al final todos pagaron un precio alto por su altivez, por la fe ciega en una nave que pensaban indestructible. El mar no hizo distinción de estatus, pero la concepción social de la época sí dictó un balance favorable en favor de los que más tenían, mientras la plebe esperaba su final. La orquesta siguió tocando hasta el final.
Hoy, en su columna diaria en La Carta de la Bolsa, el Catedrático de Economía Santiago Niño Becerra, del que ya hemos hablado aquí, acusado de alarmista, sigue siendo la voz agorera pero certera de la situación. No obstante, al contrario que los políticos -que no pueden- y los economistas y financieros -que no quieren- da pautas y soluciones que me temo, tarde o temprano, habrá que abordar. Transcribo parte de lo dicho en su columna de hoy:
En la película Titanic el protagonista, Leonardo Di Caprio, encaramado a la popa del mastodóntico barco, ya a punto de hundirse por completo, expresaba lo que era ya inevitable: "Esto se acaba". Por otro lado un alivio, porque la peli duraba casi tres horas.
Pocas películas son tan perfectamente extrapolables a lo que estamos viviendo: el que no haya conseguido un bote salvavidas estará abocado al ahogamiento rápido o a la congelación más lenta en sus heladas aguas. Lo malo es que los botes están ocupados por la clase alta (aunque, justicia divina, muchos también perecieron porque no había lugar para todos). El trasatlántico era un perfecto reflejo de la sociedad que le vio nacer, con sus estrictas divisiones sociales. Al final todos pagaron un precio alto por su altivez, por la fe ciega en una nave que pensaban indestructible. El mar no hizo distinción de estatus, pero la concepción social de la época sí dictó un balance favorable en favor de los que más tenían, mientras la plebe esperaba su final. La orquesta siguió tocando hasta el final.
Hoy, en su columna diaria en La Carta de la Bolsa, el Catedrático de Economía Santiago Niño Becerra, del que ya hemos hablado aquí, acusado de alarmista, sigue siendo la voz agorera pero certera de la situación. No obstante, al contrario que los políticos -que no pueden- y los economistas y financieros -que no quieren- da pautas y soluciones que me temo, tarde o temprano, habrá que abordar. Transcribo parte de lo dicho en su columna de hoy:
"Me preguntan: ‘¿Pude detenerse esta sangría, la sangría que se está produciendo deudas y valores?’.
Respondo: ‘Sí, pero aún no ha llegado el momento de hacer lo que, pienso, se tiene que hacer’.
Vuelven a preguntarme: ‘Y, ¿qué es?’.
Esto:
1 – Que USA, la UE, JPN, PRC, UK y los petroleros de Oriente Medio se sienten alrededor de una mesa.
2 – Que se decidiese un cierre de los mercados de un mes en todo el planeta.
3 – Que se congelen los tipos de cambio.
4 – Que se acordase poner encima de esa mesa toda la porquería que tienen las entidades financieras en sus balances y fuera de sus balances.
5 – Que se interviniesen las entidades financieras cuya posición es insostenible.
6 – Que se analizase ‘pela a pela’ la deuda total de, de entrada, quienes se han sentado a esa mesa, la que deben y la que les deben.
7 – Que se regulase la emisión de todo tipo de oferta monetaria.
8 – Que se acordase una amnistía fiscal total y completa y que a partir de ese momento el fraude fiscal se persiguiese a sangre y fuego y los paraísos fiscales fuesen invadidos por la 6ª División Aerotransportada británica una vez resucitada para la ocasión.
9 – Que se acordase -e inmediatamente se pusiese en marcha- que en cada país se fuese realizando, con criterios técnicos, no políticos, un análisis de la eficiencia del gasto, y que se casasen necesidades e ingresos, y plantillas también, si, y sí, metiendo en el saco a los miembros de la función pública: ¿por qué se ha de echar a la puta calle a una/un contratada/o eficiente y óptima/o y se ha de conservar a una/un funcionaria/o incompetente?.
10 – Que se estipulase la coordinación logística de los flujos de commodities de forma que se cuadrasen disponibilidades y demandas necesarias.
11 – ¿Las agencias de calificación?, ya saben: las quieren a censurar."
2 – Que se decidiese un cierre de los mercados de un mes en todo el planeta.
3 – Que se congelen los tipos de cambio.
4 – Que se acordase poner encima de esa mesa toda la porquería que tienen las entidades financieras en sus balances y fuera de sus balances.
5 – Que se interviniesen las entidades financieras cuya posición es insostenible.
6 – Que se analizase ‘pela a pela’ la deuda total de, de entrada, quienes se han sentado a esa mesa, la que deben y la que les deben.
7 – Que se regulase la emisión de todo tipo de oferta monetaria.
8 – Que se acordase una amnistía fiscal total y completa y que a partir de ese momento el fraude fiscal se persiguiese a sangre y fuego y los paraísos fiscales fuesen invadidos por la 6ª División Aerotransportada británica una vez resucitada para la ocasión.
9 – Que se acordase -e inmediatamente se pusiese en marcha- que en cada país se fuese realizando, con criterios técnicos, no políticos, un análisis de la eficiencia del gasto, y que se casasen necesidades e ingresos, y plantillas también, si, y sí, metiendo en el saco a los miembros de la función pública: ¿por qué se ha de echar a la puta calle a una/un contratada/o eficiente y óptima/o y se ha de conservar a una/un funcionaria/o incompetente?.
10 – Que se estipulase la coordinación logística de los flujos de commodities de forma que se cuadrasen disponibilidades y demandas necesarias.
11 – ¿Las agencias de calificación?, ya saben: las quieren a censurar."
Pues eso. Si no os habéis podido colar en algún bote salvavidas, recuerda que no hay para todos. Evita que te succione el barco cuando se hunda y busca una tabla, un baúl o cualquier cosa que flote. Y espera...