Cuéntame un cuento
Erase una vez un lugar llamado Tierra donde la verdad y la mentira, lo verdadero y lo falso dependía del grado de manipulación. Siglos de lucha por libertades y sistemas democráticos que traían consigo entre otras cosas la supuesta libertad de una prensa separada del poder y de cualquier interés político o económico.
Todo parecía encajar. Más población educada, en un ambiente de libertad, con muchos medios donde informarse, donde elegir. La tendencia parecía inevitable hacia una sociedad mejor y más justa, pero hete aquí que ocurrió lo contrario; ¿sería intencionado o se encontraron con la sorpresa de que más libertad, ciencia, tecnología, medios de información, no civilizaron a la población sino que la aborregaron más que cualquier religión, sometimiento o privación?
Asistimos estos días a una historia más, a una "información" bien novelada o no, porque estamos ya en la fase final, el estado de control absoluto, aquel que no necesita de un sistema dictatorial o de un chantaje concreto, ni siquiera de disimulo o de sentido del ridículo. Al vulgo nada le indigesta porque está colmado de pan y circo. Como la radioactividad ni se huele ni se siente pero se sabe el efecto irreversible que tendrá.
Todo lo creemos, nada cuestionamos. Nos han hecho a imagen y semejanza de nuestros supuestos garantes de libertades y derechos. La mejor forma de control es no tener que controlar, la mejor forma de dominar es hacer que el dominado se sienta libre. En la película 'El puente sobre el Río Kwai' los prisioneros no tenían celdas ni muros porque alrededor sólo había una selva impenetrable de la que no se salía vivo, era inútil huir.
Conductismo, condicionamiento operante, neurolingüística..., no, no son leyendas o instrumentos pro-conspiranoicos, son realidades. Sin embargo hoy en día ni eso es ya necesario, basta con unas sencillas técnicas de contar cuentos para que el niño-ciudadano se duerma y sueñe con el limbo en el que ya vive. Se llama 'storytelling' y Christian Salmon lo desgrana perfectamente en su libro homónimo.
Los grandes medios de comunicación en la mayoría de las ocasiones no son sino transmisores de los intereses de gobiernos y corporaciones, el gabinete de prensa general. El no publicar antes de comprobar las fuentes o el uso de condicionales son cosas del periodismo nostálgico. Los hechos nos son dados, no demostrados; las pruebas se crean, no se dan. Nuestra reacción no es cuestionarlos sino aceptarlos y consumirlos como si de ropa o comida se tratase.
Noam Chomsky, uno de los grandes pensadores y activistas de nuestro tiempo, sintetiza de manera magistralo los diez mandamientos de la manipulación de masas:
1. La estrategia de la distracción.
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones.
3. La estrategia de la gradualidad.
4. La estrategia de diferir.
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
9. Reforzar la autoculpabilidad.
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
En el planeta Tierra del siglo XXI vivían más hombres en supuesta democracia y libertad que en toda su historia; tenían al alcance el mundo entero a través de innumerables canales de televisión y radio, de cientos de periódicos y revistas y sobre todo de Internet. Estudiaban, consumían, viajaban, se relacionaban, intercambiaban información e incluso eran transmisores de esa información gracias a las redes sociales. Todos eran actores y espectadores al mismo tiempo, sujetos y notarios de la realidad. Sin embargo, como la densa niebla, traicionera, tramposa, sabías en todo momento donde estaba pero no te dejaba ver más allá, el árbol pero no el bosque.
Colorín colorado...
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Portada del libro |
Todo parecía encajar. Más población educada, en un ambiente de libertad, con muchos medios donde informarse, donde elegir. La tendencia parecía inevitable hacia una sociedad mejor y más justa, pero hete aquí que ocurrió lo contrario; ¿sería intencionado o se encontraron con la sorpresa de que más libertad, ciencia, tecnología, medios de información, no civilizaron a la población sino que la aborregaron más que cualquier religión, sometimiento o privación?
Asistimos estos días a una historia más, a una "información" bien novelada o no, porque estamos ya en la fase final, el estado de control absoluto, aquel que no necesita de un sistema dictatorial o de un chantaje concreto, ni siquiera de disimulo o de sentido del ridículo. Al vulgo nada le indigesta porque está colmado de pan y circo. Como la radioactividad ni se huele ni se siente pero se sabe el efecto irreversible que tendrá.
Todo lo creemos, nada cuestionamos. Nos han hecho a imagen y semejanza de nuestros supuestos garantes de libertades y derechos. La mejor forma de control es no tener que controlar, la mejor forma de dominar es hacer que el dominado se sienta libre. En la película 'El puente sobre el Río Kwai' los prisioneros no tenían celdas ni muros porque alrededor sólo había una selva impenetrable de la que no se salía vivo, era inútil huir.
Conductismo, condicionamiento operante, neurolingüística..., no, no son leyendas o instrumentos pro-conspiranoicos, son realidades. Sin embargo hoy en día ni eso es ya necesario, basta con unas sencillas técnicas de contar cuentos para que el niño-ciudadano se duerma y sueñe con el limbo en el que ya vive. Se llama 'storytelling' y Christian Salmon lo desgrana perfectamente en su libro homónimo.
Los grandes medios de comunicación en la mayoría de las ocasiones no son sino transmisores de los intereses de gobiernos y corporaciones, el gabinete de prensa general. El no publicar antes de comprobar las fuentes o el uso de condicionales son cosas del periodismo nostálgico. Los hechos nos son dados, no demostrados; las pruebas se crean, no se dan. Nuestra reacción no es cuestionarlos sino aceptarlos y consumirlos como si de ropa o comida se tratase.
Noam Chomsky, uno de los grandes pensadores y activistas de nuestro tiempo, sintetiza de manera magistralo los diez mandamientos de la manipulación de masas:
1. La estrategia de la distracción.
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones.
3. La estrategia de la gradualidad.
4. La estrategia de diferir.
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
9. Reforzar la autoculpabilidad.
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
En el planeta Tierra del siglo XXI vivían más hombres en supuesta democracia y libertad que en toda su historia; tenían al alcance el mundo entero a través de innumerables canales de televisión y radio, de cientos de periódicos y revistas y sobre todo de Internet. Estudiaban, consumían, viajaban, se relacionaban, intercambiaban información e incluso eran transmisores de esa información gracias a las redes sociales. Todos eran actores y espectadores al mismo tiempo, sujetos y notarios de la realidad. Sin embargo, como la densa niebla, traicionera, tramposa, sabías en todo momento donde estaba pero no te dejaba ver más allá, el árbol pero no el bosque.
Colorín colorado...