De décadas decadentes
2009 ha expirado, y con ello la década. El año de la crisis económica, de la crisis de valores, del modo de vida. Un año donde poco se ha hecho para superar de verdad esta etapa pero donde al menos se ha hablado mucho y bien, sin tapujos y con valentía, de cómo pasar a otro estadio de cosas. Pocas voces pero claras, algunas famosas, otras anónimas pero igualmente trascendentales, porque cada nueva voz que se alza contra lo establecido, de un lado o de otro (por el empeño en bipolarizar todo, de posicionarse), es un paso más hacia lo nuevo, lo sabio, lo correcto, lo lógico, lo justo.
Hablar no basta, no cambia nada, faltan hechos, pero los hechos deben ser consecuencia de decisiones meditadas, convencidas, planificadas. ¿Cuánto se tardará en alcanzar esta fase?
********
(Mientras escribo estas líneas, mi visitante amigo me mira con escepticismo. Cada vez duda más de que algo pueda cambiar, de que pasemos a la fase I donde él vive. Es cierto lo que digo, pero no es menos cierto que la gente sigue levantándose cada mañana esclavizado por sus obligaciones autoimpuestas, su consumo innecesario, sus promesas nunca cumplidas. El enero de cambio, de loables propósitos, pasará.
"No despertaréis", me dice. "Tenéis ante vosotros todo el potencial para el cambio, pero hay que empezar desde abajo. Empezar por tu propia vida. Ir contra el sistema no significa darse a la molicie o la violencia. Eso favorece el otro lado del problema. Siempre tribales, siempre coherentes en vuestra incoherencia. Nada se ha avanzado en realidad; la ciencia y la tecnología han corrido mucho últimamente pero arrastrando tras de sí todo lo demás."
"¿Qué hacer entonces?", pregunto. "Empezar por ser libre de pensamiento y acción. Sólo así se puede cambiar, se puede avanzar. El sistema está podrido, así que haz que se descomponga del todo. Hace falta una acción global. No tener miedo a cambiar de vida, a crear algo tuyo, a no pagar tributos injustos o innecesarios para que los de siempre sigan como siempre, a luchar por lo que merece la pena en definitiva. Tenéis que superar este anacrónico modelo social, económico y moral, este modelo arcaico, interesado, maquiavélico").
¿Cuánto se tardará en alcanzar esa fase?, me vuelvo a preguntar. Ante sus palabras, me sale un "¿alcanzaremos esa fase?" en voz alta. El visitante amigo hace una mueca y vuelve su mirada hacia la ventana. La vida ahí afuera sigue igual.
Es 2010, la segunda década del siglo XXI ha comenzado. Seguiremos hablando aquí de ese nuevo modelo, de esa nueva fase.